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martes, 8 de mayo de 2018

CRÓNICA: Empedernido por la música y el amor.


Hoy, leerán mi nueva sección de crónicas…empezare contándoles acerca de un hombre que tuvo la visión de infundir la pasión que le tiene a la música a toda su familia, prosperar, ser ejemplo para cualquier persona o grupo que desee incursionar en el área... y que mejor forma de transmitirles si no es a través  de la crónica.

EL PATRIARCA.


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Samuel Botello Morales, nació el 2 de febrero de 1932, creció en la vereda Cascarillales, en La Victoria (Sardinata - Norte de Santander), en la finca donde los integrantes de la familia construían sus casas a medida de que formaban su hogar. Josefina Morales le cantaba y tocaba violín cada noche, así infundió en el niño el amor por la música. Cuando habla de la madre los ojos brillan con una combinación de admiración y tristeza. ''Murió cuando yo tenía 6 años y vi en la música un refugio, un camino para sanar mi corazón. Me enamoré de todos los instrumentos''. Estudio hasta primero de bachillerato. Orfelina Garavito, valiente, amorosa, respetuosa, colaboradora y soñadora, llegó a la vereda para trabajar como profesora. Encontró a Samuel y se enamoraron ‘a primera vista’. El noviazgo duró cuatro meses se casaron. La historia de amor real se alargó por 56 años, en los que permanecieron inseparables y leales. “Nunca íbamos a algún lugar sin el otro”. Tuvieron 12 hijos, 4 mujeres y 8 hombres, uno por año.


A la ciudad llegaron al barrio Alfonso López, en la casa de la hermana Ana. “Llegamos con mis 10 hijos, más 2 regalados y 1 hermano que no tenía manos, porque se las habían quitado con un machete en el campo, por ‘saldar cuentas’. Durante un año durmieron en esteras, en una habitación. Al comenzar los estudios, los muchachos fueron víctimas de matonismo por el comportamiento campesino. No tenían conocimiento sobre el funcionamiento de una escuela y los compañeros los recibieron con insultos y burlas. Los hijos lo describen como un hombre valiente, luchador y trabajador.
Samuel y cinco hijos conformaron una agrupación musical hace tres años, incentivados por el menor, Víctor Hugo, quien desde la juventud mostró gusto por la filarmónica. Llegó con la idea de conformar el grupo para amenizar y unir cada encuentro familiar. Así nació 'Son Botello’. Ensayan tres días a la semana.Hoy, a los 86 años, es un pícaro con sentido del humor. Escucha a medias  y le encuentra el doble sentido. “Siempre me han visto feliz'', no se rinde ante ningún obstáculo, y es inspiración y ejemplo para los Botello.





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